Este viernes comenzó en el pintoresco barrio de Xochimilco la celebración del Día de Muertos, una de las tradiciones más arraigadas y coloridas de México. En el cementerio de San Gregorio Atlapulco, los vecinos se congregaron para honrar a sus seres queridos en un ambiente impregnado de colores y aromas típicos de la fecha, como las flores de cempasúchil y el pan de muerto.
La festividad del Día de Muertos en Xochimilco arrancó con una jornada dedicada a los niños fallecidos, antes de que el 1 y 2 de noviembre se conmemore a los adultos. Entre los asistentes, José Luis Flores, acompañado de su familia, compartió que pasaron la noche junto a la tumba de su nieta, dedicándole canciones infantiles como muestra de amor y recuerdo. “Mientras sigamos recordándolos, ellos nunca van a morir”, expresó.
A lo largo del cementerio, se pueden ver altares adornados con velas, comida, juguetes y fotografías. Para muchos, esta festividad representa un momento especial para reencontrarse simbólicamente con sus seres queridos, como señaló Christopher Barrientos, quien desde niño acompaña a su familia a limpiar y decorar las tumbas de sus abuelos y hermanos. “Es una tradición que debemos pasar a nuestros hijos y nietos para que no muera”, compartió.
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Así como en Xochimilco, esta celebración se extiende por todo el país, adaptándose a cada región pero siempre manteniendo un propósito común: recordar y honrar a quienes ya no están, manteniendo viva su memoria en un día en el que la vida y la muerte convergen en un emotivo homenaje colectivo.