Despidieron a miles de empleados federales en Estados Unidos en las últimas semanas como parte del plan del presidente Donald Trump y Elon Musk para reducir el gasto público y reformar la burocracia gubernamental. Los trabajadores, en su mayoría de agencias en Washington, se enteraron de su cese a través de un correo electrónico, algunos incluso en horarios inusuales o durante días festivos.
Desde su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero, Trump ha delegado a Musk la tarea de “desmantelar la burocracia” y eliminar regulaciones que considera innecesarias. Para ello, creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), encargado de ejecutar estos recortes. Como resultado, las solicitudes de ayudas por desempleo en la capital estadounidense se han disparado, duplicándose semana tras semana.
Varios empleados afectados relataron que fueron despedidos sin previo aviso ni explicaciones claras. Algunos, que aún se encontraban en su periodo de prueba, recibieron justificaciones ambiguas sobre su rendimiento, pese a haber obtenido evaluaciones positivas. A otros simplemente se les bloqueó de los sistemas y se les pidió devolver sus equipos sin más detalles.
Mientras sindicatos y colectivos han interpuesto demandas alegando despidos ilegales, Musk ha aumentado la presión sobre quienes aún conservan su empleo. Durante el fin de semana, exigió a los trabajadores federales enviar un resumen a mucho detalle de sus actividades en la última semana, advirtiendo que la falta de respuesta se tomaría como una renuncia.
La incertidumbre entre los empleados crece, y aunque Trump defiende su plan como una estrategia para mejorar la eficiencia gubernamental, miles de familias ahora enfrentan un futuro incierto.
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