El actor cubano Pedro Luis Sicard fue testigo de la transformación radical que vivieron las colonias Condesa y Roma desde su llegada a la Ciudad de México en 1995. En aquel entonces, rentar una vivienda en la zona costaba alrededor de 100 dólares al mes. Hoy, los precios han escalado hasta superar los 4 mil dólares (aproximadamente 74 mil 500 pesos), reflejando el fenómeno de la gentrificación que ha detonado protestas recientes y destrozos en comercios de estas zonas.
Sicard relató que tras el sismo de 1985 muchas viviendas quedaron deshabitadas, por lo que los alquileres eran accesibles. “Era una casa de tres recámaras, ahí en la calle de Puebla y Sonora, y pagábamos como mil 800 pesos. Después subió a 2 mil”, rememoró el actor, quien posteriormente se mudó a la Roma Norte con un alquiler de 130 dólares mensuales. Actualmente, rentar una vivienda similar cuesta entre 1,500 y 4,500 dólares, según plataformas como Remax y Lamudi.
Durante los años 2000, la Roma aún lucía “abandonada”, pero artistas comenzaron a invertir en la zona, atraídos por su potencial. La llegada de nómadas digitales durante la pandemia aceleró el proceso de gentrificación, lo que provocó el cierre de pequeños negocios y su reemplazo por restaurantes y tiendas exclusivas. “El día que la colonia me quede muy cara igual me voy”, confesó Sicard, cuya vivienda hoy tiene pintado el mensaje “Fuera gringo”, tras las recientes protestas contra el encarecimiento de la zona.
“Demolición silenciosa” y falta de regulación
El arquitecto Saúl Alcántara, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), alertó sobre una “demolición silenciosa” en colonias como Roma, Condesa y Juárez, donde cada vez es más frecuente la desaparición de edificios del siglo XX, considerados patrimonio histórico, para dar paso a desarrollos inmobiliarios y comerciales.
Aunque Alcántara no se opone a la gentrificación, advirtió que debe ser planificada para evitar el desplazamiento forzado de habitantes y la pérdida del tejido social. “Este es el primer aviso. El segundo aviso va a ser más fuerte, y el tercero, pues el gobierno va a hacer alguna ocurrencia”, dijo.
De acuerdo con el Proyecto del Programa General de Ordenamiento Territorial (PGOT), cada año se reportan más de 20 mil desplazamientos en la capital. El experto advierte que esta cifra podría ser aún mayor por la desregulación de cambios de uso de suelo.
División de opiniones entre comerciantes
En la calle Orizaba, una de las más impactadas por el auge restaurantero, el chef David Portillo reconoció que la gentrificación ha traído beneficios económicos para los negocios, pero también ha encarecido la vida en la zona. “Vivir aquí es imposible para el mexicano promedio”, afirmó.
Portillo considera que incluso si se fueran los extranjeros, los precios seguirían siendo altos: “Las personas van a seguir dando los precios que a ellos les convengan. Seguramente habrá mexicanos que tengan el poder adquisitivo para vivir aquí”.
Su restaurante fue uno de los afectados por los disturbios del pasado 4 de julio, con daños que superaron los 6 mil dólares.
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