Mike Vigil, exdirector de Operaciones Internacionales de la DEA, afirmó que la mayoría del fentanilo que cruza la frontera entre México y Estados Unidos ingresa a través de los puntos de entrada oficiales y es transportado por ciudadanos estadounidenses, no por migrantes.
Según el exlíder de la DEA, la militarización de la frontera es una estrategia ineficaz para frenar el tráfico de esta droga sintética, ya que casi todo el contrabando ocurre en las garitas. Además, mientras exista una alta demanda de consumo en Estados Unidos, ninguna medida de seguridad será suficiente para detener su circulación.
A pesar del despliegue de 10 mil agentes de la Guardia Nacional en la frontera mexicana, quienes han detenido a unos 220 sospechosos, Vigil sostiene que incluso con un refuerzo mayor los resultados serían los mismos. “Podrían desplegar 100 mil soldados y otros tantos del lado de Estados Unidos, pero van a fracasar porque casi todo el tráfico de fentanilo sucede por las garitas, donde la mayoría de los traficantes detenidos son ciudadanos estadounidenses”, explicó a EFE.
Para respaldar sus declaraciones, citó datos de la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, una agencia independiente del poder judicial. Esta señala que cerca del 90 % de las detenciones por tráfico de fentanilo ocurren en los puertos de entrada y que el 86.4 % de los procesados son estadounidenses. Un informe del Departamento de Seguridad Nacional, publicado en septiembre pasado, también confirma que más del 90 % del fentanilo interceptado se encuentra en vehículos conducidos por ciudadanos de ese país.
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Frente a este panorama, Vigil propone una estrategia más efectiva: aumentar los recursos y la tecnología en la frontera, reducir la demanda interna y reforzar la persecución de distribuidores dentro de Estados Unidos. Asimismo, considera esencial frenar el tráfico de armas hacia los cárteles, ya que su flujo constante permite a estos grupos fortalecer su poder y expandir sus operaciones.
El fentanilo, hasta 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina, se ha convertido en una de las principales causas de sobredosis en Estados Unidos. Esto se debe, en gran parte, a que los traficantes lo mezclan con heroína, cocaína o pastillas falsas, lo que aumenta significativamente el riesgo de muerte debido a su potencia y dificultad para detectarlo.
Ante esta crisis, el exdirector de la DEA advierte que continuar con estrategias militarizadas no resolverá el problema. “Si persisten el tráfico de armas y el apetito de los estadounidenses por el fentanilo, no sirve de nada lanzar misiles contra los laboratorios”, concluyó.
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