El gigante tecnológico Google, filial de Alphabet, se encuentra en el centro de una histórica batalla legal contra el Gobierno de Estados Unidos, que busca obligar a la empresa a vender su navegador Chrome con el fin de restaurar la competencia en el mercado de los motores de búsqueda en línea. Este juicio, que se desarrolla en el Tribunal de Distrito de Washington, podría tener profundas implicaciones para el futuro de internet y la inteligencia artificial.
El caso es encabezado por el juez federal Amit Mehta, quien el año pasado ya determinó que Google había mantenido ilegalmente su monopolio en las búsquedas en línea. “Google es un monopolista y actuó como tal para mantener su dominio”, escribió en su fallo anterior.
Ahora, el Departamento de Justicia busca medidas más severas. Según Gail Slater, fiscal general adjunta, el caso representa un consenso inusual en una época de fuerte polarización política. Cuarenta y nueve estados, dos territorios y el Distrito de Columbia se han unido al Gobierno federal para procesar a Google. En palabras de Slater, “cada generación ha enfrentado a un gigante: antes fue Standard Oil, luego AT&T; hoy, es Google”.
El núcleo de la acusación es que Google utiliza Chrome para reforzar su dominio como motor de búsqueda, interfiriendo así con la competencia en uno de los sectores más importantes del ecosistema digital. Según los fiscales, esta posición dominante no solo afecta a los usuarios, sino que también obstaculiza la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial.
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Google ha respondido con firmeza. Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de asuntos regulatorios, aseguró que la compañía apelará si el fallo resulta adverso. Además, criticó las propuestas del Departamento de Justicia por considerarlas “sin precedentes” y potencialmente dañinas para los consumidores, la economía y el liderazgo tecnológico estadounidense.
Este juicio se suma a otros frentes legales que enfrenta la compañía. Recientemente, otro tribunal determinó que Google había infringido la ley para mantener su posición dominante en el mercado de la publicidad en línea. Además, otras grandes tecnológicas también están bajo escrutinio: Apple, por su ecosistema cerrado; Amazon, por sus prácticas comerciales; y Meta, por la compra de rivales como Instagram y WhatsApp.
Con estos procesos, Estados Unidos parece decidido a redefinir las reglas del juego en la era digital. El juicio contra Google no solo pone en entredicho el modelo de negocios del mayor buscador del mundo, sino que también podría marcar un antes y un después en cómo se regulan las grandes plataformas tecnológicas.