Israel y Líbano han dado pasos importantes hacia un posible alto al fuego, según confirmaron fuentes cercanas al proceso. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aceptó “en principio” la propuesta presentada por el mediador estadounidense Amos Hochstein, aunque aún existen reservas por parte de Israel sobre ciertos aspectos operativos.
La propuesta se estructura en tres fases: la primera incluye una tregua inmediata; la segunda contempla el repliegue de las fuerzas de Hezbolá al norte del río Litani y la retirada de las tropas israelíes del sur de Líbano; finalmente, la tercera fase busca establecer negociaciones para demarcar la frontera entre ambos países, actualmente delimitada por la ONU desde la guerra de 2006.
A pesar de estos avances, las tensiones no han cesado. En días recientes, las hostilidades han escalado con bombardeos israelíes en Beirut que dejaron al menos 29 muertos y una ofensiva masiva de Hezbolá con más de 250 proyectiles. Esto subraya la complejidad de la situación y la urgencia de un acuerdo.
Uno de los puntos de fricción es la “libertad de acción” que Israel exige para intervenir militarmente si Hezbolá incumple el acuerdo. Sin embargo, las discusiones podrían avanzar con un lenguaje más ambiguo o mediante garantías formales de Washington.
El plan también incluye un organismo internacional de supervisión liderado por Estados Unidos, con la participación de Francia, Alemania y Reino Unido. La inclusión de Francia, inicialmente cuestionada, se considera ahora un factor clave para el progreso de las negociaciones.
Aunque aún hay desafíos por resolver, este esfuerzo diplomático podría marcar un punto de inflexión en las relaciones entre Israel y Líbano.
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