La humanidad lleva décadas estudiando la Luna sin poder develar las estructuras que oculta nuestro satélite natural. Sin embargo, poco a poco se ha ido conociendo muchos más detalles increíbles y esta vez, le tocó al programa espacial de China, quienes con su sonda espacial han sido los primeros en estudiar uno de los lados más enigmáticos de nuestra compañera celestial.
El viaje al lado oscuro de la Luna
En 2018, la sonda Chang’e-4, de la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), se convirtió en la primera nave espacial en aterrizar en el lado oculto de la Luna, también conocido como el lado oscuro. Desde entonces, ha capturado imágenes impresionantes de cráteres de impacto y ha extraído muestras minerales, proporcionando una visión tan esperada de las estructuras que componen los primeros 300 metros de la superficie lunar.
A principios de este mes, los hallazgos del Chang’e-4 fueron finalmente publicados, permitiendo al mundo conocer la historia de nuestro querido satélite natural. Los resultados, publicados en el Journal of Geophysical Research: Planets, revelan que los primeros 40 metros de la superficie lunar están compuestos por múltiples capas de polvo, suelo y rocas fracturadas.
Oculto dentro de estas capas, los investigadores encontraron un cráter que se formó cuando un gran objeto impactó la Luna, según Jianqing Feng, investigador astrogeológico del Instituto de Ciencia Planetaria en Tucson, Arizona, quien co-lideró el análisis pionero. Debajo de esto, Feng y sus colegas descubrieron cinco estructuras ocultas hechas de capas distintas de lava lunar que se extendieron por el paisaje hace miles de millones de años.
Estructuras ocultas bajo la superficie
Los expertos creen que nuestra Luna se formó hace 4.510 millones de años, cuando un objeto del tamaño de Marte chocó con la Tierra y desprendió un fragmento de nuestro planeta, como señala Live Science. Durante los siguientes 200 millones de años, la Luna continuó siendo bombardeada por escombros espaciales, con numerosos impactos que dejaron grietas en su superficie.
Al igual que en la Tierra, el manto lunar contenía bolsas de magma fundido, que se infiltraron en las estructuras recién formadas gracias a una serie de erupciones volcánicas, explicó Feng. Sin embargo, los nuevos datos proporcionados por Chang’e-4 mostraron que cuanto más cerca estaba la roca volcánica de la superficie lunar, más delgada se volvía.
“La Luna se estaba enfriando lentamente y quedándose sin energía en su etapa volcánica tardía. Su energía se debilitó con el tiempo”.
Se entiende que la actividad volcánica en la Luna cesó entre hace mil millones y cien millones de años, lo que significa que se considera en gran medida “geológicamente muerta”. Sin embargo, Feng y sus coautores han sugerido que podría haber magma aún enterrado profundamente bajo la superficie lunar.
Chang’e-4 todavía tiene mucho trabajo por delante, y Feng y su equipo esperan que esto sea solo el comienzo de su literalmente innovador mapeo de la Luna. La sonda seguirá proporcionando información invaluable sobre estas estructuras que nos ayudará a comprender mejor los orígenes y la evolución de nuestro satélite, revelando aún más misterios ocultos bajo su superficie.