Chetumal, 14 de agosto 2023. – Después de 74 días de haber comenzado la temporada de huracanes en el Océano Atlántico, tan sólo se ha formado un huracán, “Don”, que duró una semana en el mar y pasó sin ninguna repercusión.
Rubén Borau García, coordinador de asesores de la Asociación de Profesionales en Protección Civil de la República Mexicana, explicó que la temporada de huracanes de 2023 ha transcurrido con menor actividad que otros años.
Esto se debe en gran medida a los efectos del fenómeno conocido como “El Niño”, que provoca una variación en las temperaturas del mar, sobre todo en Centro y Sudamérica, con efectos que van desde variaciones en los acumulados de lluvia en la época en la que debería llover más. “El Niño” también está asociado a un aumento de huracanes en el Pacífico, mientras que disminuyen en el Atlántico, Caribe y Golfo de México.
Borau dijo que ya se esperaba algo así en las predicciones para el Atlántico este año; sin embargo, aunque se esperan menos huracanes, estos serían de mayor intensidad, como lo ha señalado la NOAA, el organismo de estudios hidrometeorológicos de Estados Unidos.
“La temporada fuerte para nosotros va a empezar a finales de este mes, septiembre y octubre, y sabemos que la temporada dura hasta noviembre, pero es la parte en la que hay que estar más atentos, porque va a haber menos fenómenos, pero hay mucha energía en el mar, entonces puede que aumenten su intensidad”, comentó.
Ahora mismo, la temperatura del mar es mucho más elevada y sirve como el combustible perfecto para alimentar a los huracanes, por lo que las probabilidades de formación ciclónica son más fuertes para el Caribe, dijo Borau.
¿Cómo pega ‘El Niño’? Temporada de huracanes
El fenómeno de “El Niño” es un evento climático que se origina en el Pacífico tropical y tiene importantes consecuencias en el clima global. Según las declaraciones de Rubén Borau, se trata de un fenómeno de intercambio de temperaturas que ocurre principalmente entre el Ecuador y el Trópico de Cáncer, específicamente en las zonas de Sudamérica y Centroamérica, con su epicentro en las costas de Perú.
Este experto menciona que “El Niño” es parte de un ciclo climático. Por ejemplo, se espera que después de otro año de “El Niño”, siga un año neutral y luego cinco años de “La Niña”, otro fenómeno climático que se caracteriza por el enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial, y tiene efectos opuestos.
El fenómeno de “El Niño” se origina debido a un calentamiento anómalo de las aguas superficiales en la región central y oriental del Pacífico tropical. Este calentamiento perturba los patrones normales de circulación atmosférica y oceánica en la región. Normalmente, los vientos alisios soplan de este a oeste, llevando aguas frías a la superficie en el Pacífico oriental y empujando aguas cálidas hacia el oeste. Sin embargo, durante “El Niño”, estos vientos se debilitan o incluso se revierten, lo que provoca que las aguas cálidas acumuladas en el oeste del Pacífico se desplacen hacia el este, calentando la superficie del océano en la región ecuatorial.
Este calentamiento anómalo del océano tiene múltiples efectos climáticos en todo el mundo. Entre estos efectos se incluyen cambios en los patrones de lluvia, sequías, inundaciones, y alteraciones en los sistemas meteorológicos, como la intensificación de la formación de huracanes en el Pacífico oriental.
El experto explicó que durante “El Niño” el agua cálida acumulada en el Pacífico puede aumentar la probabilidad de fenómenos climáticos extremos, como huracanes. Esto se debe a que la temperatura del océano es un factor clave en la formación y fortalecimiento de huracanes. Las aguas más cálidas proporcionan energía y humedad a la atmósfera, lo que puede favorecer el desarrollo y el fortalecimiento de sistemas de tormentas.