León XIV, el primer papa originario de Estados Unidos, es visto dentro de la Iglesia como un “ciudadano del mundo” y un “constructor de puentes”. Precisamente esa vocación conciliadora fue una de las razones más determinantes para su elección. Sin embargo, las causas sociales que ha defendido a lo largo de su carrera eclesiástica podrían convertirlo en un antagonista natural del presidente Donald Trump, quien volvió a la Casa Blanca en enero.
El excardenal Robert Francis Prevost, de 69 años, se convirtió este jueves en uno de los estadounidenses con mayor relevancia global, un título que ahora comparte con Trump. No obstante, la conexión entre ambos líderes parece no ir mucho más allá del pasaporte.
Un conciliador discreto
En su primer discurso como pontífice, León XIV hizo reiteradas menciones a su predecesor, el papa Francisco, a quien describió como un reformador progresista. De hecho, muchos analistas lo ubican ideológicamente muy cerca del argentino.
La elección del nombre papal también podría ofrecer señales sobre el rumbo de su pontificado. León XIII, quien ocupó el trono de San Pedro entre 1878 y 1903, es recordado por haber modernizado la Iglesia y defendido los derechos laborales. De igual forma, León XIV parece inclinarse hacia una Iglesia más dialogante con el mundo.
Este nuevo pontífice es un misionero agustino que pasó gran parte de su vida en Perú y Roma, y que posee también la nacionalidad peruana. Entre sus pares es conocido como un hombre de carácter reservado y espíritu conciliador, elegido para avanzar la agenda eclesial sin cerrarse a las dinámicas del mundo moderno.
Aunque León XIV se ha pronunciado a favor de los migrantes, la justicia racial y el combate al cambio climático, mantiene posturas tradicionales en temas como el aborto y el matrimonio igualitario, lo cual lo alinea parcialmente con el ala conservadora de la Iglesia.
¿Aliado o piedra en el zapato para Trump?
La red social X (antes Twitter) ofrece una ventana al pensamiento del nuevo papa. Allí, cuando aún era cardenal, compartió críticas abiertas contra el vicepresidente JD Vance, convertido recientemente al catolicismo, así como contra las deportaciones promovidas por la Administración Trump. Esta postura lo coloca en franca contradicción con las políticas migratorias y el aislacionismo del actual gobierno estadounidense.
A pesar de ello, la Casa Blanca ha restado importancia al posible conflicto. Este viernes, una vocera recordó que Trump está “orgulloso” de contar con un papa nacido en su país.
“Qué emoción y qué gran honor para nuestro país. Estoy deseando reunirme con el papa León XIV. ¡Será un momento muy significativo!”, escribió Trump en su red Truth Social, en un inusualmente conciliador mensaje.
Cabe mencionar que, poco antes del cónclave, Trump generó polémica en la comunidad católica al difundir una imagen suya generada por inteligencia artificial, vestido como papa en actitud de bendecir. Días antes, incluso había bromeado diciendo que le gustaría ser pontífice.
León XIV: Un papa con visión internacional
Aunque aún es temprano para prever la relación entre León XIV y Trump, analistas como Massimo Faggioli, experto papal y académico en la Universidad de Villanova —alma mater del pontífice—, señalan que la elección no fue un acto político, aunque sí envía un mensaje político claro.
“Estados Unidos representa una gran incertidumbre para el Vaticano”, apuntó Faggioli, quien considera que la elección de un papa estadounidense refleja una búsqueda por comprender el nuevo rol de EE.UU. en el mundo y en la Iglesia.
Nacido en Chicago, León XIV tiene fuertes lazos con Perú, país al que saludó en español en su primer mensaje como papa. En el Vaticano, es considerado el cardenal estadounidense más internacional y, para muchos, el más latinoamericano.
“Jamás pensé que vería a un papa estadounidense en mi vida”, dijo desde Roma el arzobispo de Washington, Robert McElroy, uno de los cardenales electores. No obstante, subrayó que la nacionalidad no fue un factor relevante durante el cónclave.
Finalmente, el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, resumió el sentir de muchos en el Vaticano: el nuevo pontífice ha sido elegido para tender puentes. “De dónde viene ya es cosa del pasado”, concluyó.
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