El crecimiento poblacional y urbano en Quintana Roo está limitando la posibilidad de declarar nuevas Áreas Naturales Protegidas (ANP), reconoció Javier Alberto Carballar Osorio, director general del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas del estado (IBANQROO).
Actualmente, la entidad cuenta con 10 ANP de competencia estatal, de las cuales alrededor del 70% ya tienen programas de manejo publicados, en revisión o en proceso de actualización. Sin embargo, encontrar nuevos terrenos para conservación resulta cada vez más complejo debido a la presión de infraestructura y desarrollo.
Carballar Osorio subrayó que la declaratoria de un área protegida no prohíbe la actividad productiva, sino que ordena el uso del territorio, no obstante, el aumento de la población dificulta la identificación de nuevas áreas viables para protección, por lo que el IBANQROO analiza alternativas como Áreas destinadas Voluntariamente a la Conservación, Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAS), proyectos turísticos comunitarios y programas especiales de conservación.
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El funcionario destacó que el verdadero reto no es la cantidad de hectáreas protegidas, sino la conectividad ecológica entre ecosistemas. “De nada sirve tener grandes superficies si quedan rodeadas de infraestructura; los ecosistemas requieren corredores para el movimiento de especies y el flujo genético”, explicó.
Asimismo, proyectos de gran escala como el Tren Maya dijo que representan tanto riesgos como oportunidades para la conservación. Una correcta planificación puede favorecer la conectividad biológica, mientras que una ejecución inadecuada podría comprometer los ecosistemas existentes.








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