En cumplimiento del acuerdo entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, el Ejército mexicano y la Guardia Nacional iniciaron un operativo conjunto en la frontera de Ciudad Juárez, Chihuahua. Esta medida busca reforzar las acciones contra la migración irregular y el tráfico de fentanilo, dos temas clave en la relación bilateral.
Durante el despliegue, las fuerzas de seguridad aseguraron más de 30 escaleras y sogas utilizadas por traficantes de personas, conocidos como ‘polleros’, para facilitar el cruce de migrantes hacia Estados Unidos. Estos operativos forman parte de la estrategia pactada con Washington, tras la decisión de Trump de aplazar la imposición de aranceles del 25 % a México a cambio de un mayor control en la frontera.
Sheinbaum defendió el despliegue de 10 mil elementos de las Fuerzas Armadas como un “buen acuerdo” para México. Por su parte, Trump declaró en Truth Social que estos soldados estarán enfocados en frenar el flujo de fentanilo y la migración irregular.
El operativo se concentra en puntos críticos de la frontera, donde se han registrado cruces constantes de migrantes y actividades de tráfico de drogas. Las unidades incluyen vehículos militares, equipos de vigilancia con drones y patrullajes motorizados.
Reacciones divididas en México
El despliegue militar ha generado posturas encontradas. Mientras algunos sectores consideran que contribuirá a la seguridad en la región, organizaciones defensoras de derechos humanos advierten sobre el impacto en los migrantes, quienes podrían recurrir a rutas más peligrosas para evitar los operativos.
Expertos en política migratoria señalan que reforzar la vigilancia no resuelve las causas estructurales de la migración, como la pobreza y la violencia en los países de origen.
El Gobierno de México ha anunciado que los operativos continuarán en los próximos días y serán evaluados en coordinación con las autoridades estadounidenses.
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