La icónica plaza ‘Black Lives Matter’ en Washington D.C. está en proceso de desmantelamiento tras la presión de legisladores republicanos, quienes amenazaron con recortar fondos federales si no se eliminaba el mural con el nombre del movimiento.
Ubicado a pocos metros de la Casa Blanca, el mural fue pintado en 2020 tras el asesinato de George Floyd y se convirtió en un símbolo de la lucha contra la violencia racial. Sin embargo, el congresista republicano Andrew Clyde impulsó una iniciativa para eliminarlo, respaldado por la mayoría del partido en la Cámara de Representantes.
Ante esta presión, la alcaldesa Muriel Bowser anunció la transformación del espacio para conmemorar los 250 años de la ciudad. Aunque defendió el impacto del mural en su momento, argumentó que su prioridad ahora es evitar recortes en empleos federales.
Gobierno de Trump no se esfuerza en ocultar sus políticas racistas
La decisión ha generado indignación entre activistas y residentes. Mientras los obreros removían los bolardos que hacían peatonal la calle, transeúntes capturaban el momento con sus teléfonos. Algunos expresaron su rechazo, como Bruce Edmonds, quien calificó la medida como “terrible y ridícula”, o Jessica Sawyer, que protestó con un cartel del movimiento, denunciando que la Administración Trump está retrocediendo en derechos humanos.
Este no es el único cambio polémico del gobierno. Recientemente, también se ordenó desmantelar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), eliminando su logotipo de la sede y despidiendo a su personal.
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